Ahora hay un principito en mi reino

Ahora hay un principito en mi reino

viernes, 7 de octubre de 2011

Entrenamiento.


Ahí estaba yo, en el último piso, en mi habitación, verificando que en el mundo exterior, todo marchara bien, Agustina se había ido hacía muchos meses, de hecho cuando volví de mi viaje, pensé que la encontraría aquí, en fin.
Finalmente baje, con muchos obstáculos mentales, pues cada vez me agradaba más la dulce paz de mi encierro, además de que esos 6 meses viviendo en playa del carmen, me dejaron extremadamente sensible a la luz del sol.
En especial esos últimos días,  antes de mi partida a GDL, mi bronceado era más que perfecto, pero me temo que cada día perderé más color, hasta llegar al color original... ese que no he permitido salir desde hace lustros...

Y el punto es que bajé, y ahí estaba él... o debería decir Él. No sé exactamente como ocurrió el primer contacto, pues no es del tipo de persona con la que buscaría conversación, pero el destino tiene sus métodos, supongo.

En poco tiempo parecía que nos conociéramos de toda la vida, pero como casi siempre, hay un pero, esta vez, yo tenia un secreto, y él... él era diametralmente opuesto a mi.

Bajamos al pueblo, bajamos juntos, de la mano, y pasó lo que nunca había pasado en todos mis años aquí. Socialicé. Extrañamente... él era demasiado conocido, cosa rara por que en cuanto niveles estamos igualados. Claro que sólo en cuestión de resultados, lo que él tenia en talento yo lo tenia en esfuerzo, para él cualquier cosa que intentase, daba resultados magníficos, casi instantáneos... yo tenia que practicar...

¿Cómo es qué lo conoces tan bien?, le pregunte a la señor que vendía jugos en el kiosko. su repsuesta me dejó pálida. "es que él le hecha ganas"

Rayos, no hay duda de que santo que no es visto no es adorado. Y este santo ademas de entrenar en pleno zócalo, es 20 cm más alto que el mexicano promedio, blanco como el papel y los ojos de un verde imposible. Claro, ha de llamar la atención a donde se meta.

Todo cambió el dia del baile, que no se que grupo de banda venia a tocar... básicamente por que odio la banda, pero él quería ver dicha eventualidad... y la quería ver a mi lado y yo que soy genial accedí...

Tal como me esperaba, termino por odiar la música de banda, el baile ese de pueblo... sólo estuvimos 20 minutos, luego de lo cual fuimos al zocálo... donde cometí un error....

Continuará.

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